9 sept 2008

Introducción Unidad V: Ciudadanía y pobreza: la protesta social y la “lógica del cazador”

Este texto es un fragmento de uno de mis trabajos "Construir sobre las ruinas", donde se encuentras sintetizados los principales nudos problemáticos de la unidad número 5.
(el texto completo pueden descargalo en "Construir sobre las ruinas")

Identidades fracturadas en un país desestructurado

Durante la crisis del 19 de diciembre, los cientistas sociales argentinos contemplan con estupor la irrupción popular en los estallidos que terminan con el gobierno de la Alianza. Como bien señala Denis Merklen, para las Ciencias Sociales que desde 1983 han estado preocupadas por la construcción de una institucionalidad política duradera, “ciudadanía” y “pobreza” constituían hasta entonces dos problemas aislados y reservados a distintos campos del conocimiento. En efecto, “todos parecen olvidar el carácter político de las transformaciones socioeconómicas, y el consecuente carácter político de la movilización popular (bajo todas sus formas)” razón por la cual estos conceptos estancos (los de “ciudadanía” y “pobreza”) se transforman en auténticos obstáculos epistemológicos para la comprensión de la realidad social.[1] La nueva politicidad popular que se expresa en 2001 exige de los investigadores el desarrollo de nuevas herramientas teóricas que permitan abordar los fenómenos sociohistóricos más recientes. En un país afectado por la desestructuración política, social y simbólica se torna necesario replantear la problemática relación entre las distintas esferas de lo real hasta ese momento escindidas.

Frente a los desafíos del nuevo milenio surge una nueva generación de sociólogos – entre los que se cuentan, por ejemplo, Maristella Svampa, Javier Auyero y Denis Merklen – preocupados fundamentalmente por las nuevas formas de la “cuestión social”, sus causas y sus efectos. Sus trabajos pretenden restaurar el nexo entre política, economía y sociedad al referirse a la problemática particular

de las sociedades capitalistas modernas, en las cuales el trabajo se realiza en una relación de subordinación directa o de articulación subordinada al dominio del capital y en las que, en consecuencia, las expectativas de libertad existen en tensión (y, aún, en franca oposición) con las de igualdad.[2]

Análisis relacional y profundo que supera los intentos triviales de considerar a la “cuestión social” sólo en términos de “problemas sociales” determinados (el desempleo, la pobreza, etc.). La restitución de lo social a la trama político-económica se produce, así, en el marco de la transformación de los vínculos entre el trabajo y el capital que supone la sustitución del Estado de bienestar keynesiano por un régimen neoliberal dominado por la lógica y los mecanismos del libremercado.

En la Argentina de los 90 el empobrecimiento, el desempleo, la precariedad y la vulnerabilidad laboral se convierten en los ejes de los conflictos sociales provocados por la consolidación del modelo neoliberal que se perfila desde la década del 70 y que explota en 2001.[3] Las leyes de Reforma del Estado y de Emergencia Económica marcan el agotamiento definitivo del Estado benefactor, el desmantelamiento de sus estructuras sociales y la flexibilización productiva y laboral. Estas condiciones requieren de una fuerza de trabajo multifuncional, dúctil y descolectivizada, donde los costos y derechos sociales sean reducidos al mínimo posible y desaparezcan los vínculos de solidaridad y de pertenencia generados en torno al empleo.[4] Tal como sostiene Robert Castel, se trata

de la perpetuación de un estado de inseguridad social permanente que afecta a la mayor parte de las categorías populares. Estaba a punto de decir “infecta”. La inseguridad social no sólo mantiene viva la pobreza. Actúa como un principio de desmoralización, de disociación social, a la manera de un virus que impregna la vida cotidiana, disuelve los lazos sociales y socava las estructuras psíquicas de los individuos. Induce una “corrosión del carácter”, para retomar una expresión que Richard Sennett emplea en otro contexto. Estar en la inseguridad permanente es no poder ni dominar el presente ni anticipar positivamente el porvenir.[5]

La desestructuración de los mecanismos sociales y materiales que garantizan la integración social de los trabajadores implica, junto a la incertidumbre laboral, la inestabilidad familiar y la vulnerabilidad social, la pérdida de los lazos identitarios que hasta entonces se definían alrededor del mundo del trabajo. En un contexto de empobrecimiento y frente a este proceso de desafiliación[6] que afecta a las clases populares, se torna central la cuestión de la identidad[7] y de los mecanismos colectivos de articulación intersubjetiva. ¿Cómo se construye la subjetividad en un momento de disolución de los lazos de identificación, de desasociación y de inseguridad social? ¿De qué manera las clases populares superan esta dimensión negativa entendida en términos de privación para edificar sobre ellas nuevas formas de afiliación y de integración? ¿En qué mundos simbólicos se inscriben los sujetos creando vínculos de solidaridad, de pertenencia y de cohesión?


[1] Denis Merklen, op. cit., p. 39.
[2] Estela Grassi, “Problemas de la teoría, problemas de la política, necesidades sociales y estrategias de política social”, en Lavboratorio/on line, año 6, n° 16, Verano 2994/2005, p. 6. Disponible en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/lavbo.htm
[3] Maristella Svampa distingue tres etapas en este proceso de descoletivización en relación al mundo laboral: la primera, llevada a cabo por la dictadura militar en la década de los 70, tiene como eje el desmantelamiento de la industria que afecta a los trabajadores de menor calificación; la segunda, se realiza durante el gobierno de Carlos Menem y perjudicada, sobre todo, a los trabajadores industriales del conurbano y de pequeñas empresas tanto como a los empleados ligados al Estado; la tercera y última que se inicia en 1995, supone la entrada a la recesión y la desocupación masiva. En “Cinco tesis sobre la nueva matriz popular”, en Lavboratorio/on line, Revista de estudios sobre cambio social, Buenos Aires, año VI, n° 15, primavera 2004. Disponible en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/lavbo.htm
[4] Véase al respecto Patricia A. Zipcioglu, “La fragilidad de la “cuestión social”. Precariedad laboral y vulnerabilidad social”, en Lavboratorio/on line, Revista de estudios sobre cambio social, Buenos Aires, año V, n° 14, otoño/invierno 2004. Disponible en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/lavbo.htm
[5] Robert Castel, La inseguridad social. ¿Qué es estar protegido?, Buenos Aires, Manantial, 2004, p. 40.
[6] Sucintamente diremos que este concepto de desafiliación introducido por Castel se refiere al debilitamiento (o desaparición) de los soportes materiales y sociales en torno a los cuales las clases populares producían su existencia y su sociabilidad como consecuencia de la pérdida de la centralidad del trabajo como organizador de la sociedad y de la creencia en un Estado que cumple las funciones de protección.
Véase Robert Castel, La metamorfosis de la cuestión social, Buenos Aires, Paidós, 1996.
[7] Junto con Ma. Luisa Graffigna entendemos aquí a la identidad como el resultado a la vez estable y provisorio, individual y colectivo, subjetivo y objetivo, biográfico y estructural, de los diversos procesos de socialización que, conjuntamente, construyen los individuos y definen las instituciones.” De este modo, la identidad es lo subjetivo pero también lo social, son las pertenencias y exclusiones, las afinidades y diferenciaciones, las cercanías y distanciamientos. Sostenemos, además, que la identidad está vinculada a la concepción de sociedad y a la percepción que se tiene de la propia posición dentro de ésta. También las expectativas, los valores y las normas forman parte del mismo proceso unitario de conformación de la identidad.” María Luisa Graffigna, “Identidad laboral e identidad social: la construcción simbólica del espacio social”, en Lavboratorio/on line, Revista de estudios sobre cambio social, Buenos Aires, año V, n° 14, otoño/invierno 2004. Disponible en http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/lavbo.htm

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Anónimo dijo...

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